lunes, 6 de mayo de 2013

Dialogo Enfermizo



El deseo oscuro de satisfacer los instintos de sangre,
 me llevaban a querer imitar aquellas enfermas
imágenes que venían a mi cabeza como vai-ven,
sin poder evitar desear comerme un corazón crudo.
Mis nervios cada vez más sensibles al latido,
mis ojos dilataban con la luz y se encendían al
ver la sangre.
Los doctores Olmedo, buscaban con ansiedad
la extraña enfermedad que poseía, me hacían 
pruebas a cada instante, salía y entraba al hospital
con facilidad pero en algunos momentos ya no me
preocupaba mi padecimiento, al contrario lo disfrutaba.
Había días que compraba carne cruda……….

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